viernes, 25 de marzo de 2011

Podando voy, podando vengo...

-Bueeeeeno. Pos esto ya está.
Chindasvinto contempla orgulloso su parcelina mientras limpia las tijeras de podar y las guarda. Le ha llevado su tiempo, pero al fin ha dejado las cepas como a él le gustan.
Y no te creas que es tan fácil eso de podar, eh? Que no es pegar tajos a diestro y siniestro, que tiene su cosa. Chindasvinto aplica su método y su lógica:

1.      Cuantas ramas (varas) quiero que le salgan a la planta?
Hay que tener en cuenta que cada rama da un mínimo de un racimo, cuantos racimos quiero tener en la vendimia? Pues lo que sobra, se corta de cuajo. Y al que se queda se le corta a una longitud adecuada.
2.      Cómo quedarán colocadas?
Las varas cuando crezcan van a dar muchas hojas y uvas, si están apelotonadas en cuanto llueva eso no seca ni para atrás. Consecuencia: se pudren. Tampoco van a tener mucho sol y no madurarán.
3.      Hay muchas cicatrices de la poda de años anteriores?
Cada corte produce una cicatriz, si se acumulan muchas sobre la misma vara, al final no le llega el riego (de sabia). Así que habrá que busca otra vara adecuada.

Ojo al dato, señores: que la planta tiene yemas escondidas que brotarán a la primera de cambio y esas también existen. Y dan racimos. Y se podan. Las quito o me interesa que permanezcan?...

No hay comentarios:

Publicar un comentario