Ya están aquí los de ciudad. El sábado han pasado por la finca unos urbanitas de paseo bucólico y han pillado a Chindasvinto sulfatando.
El hombre todo afanoso según manda la ley (con gafas, máscara, guantes y funda no vaya a ser que pasen los del SEPRONA y le arreglen el mes), lleva desde las 9 de la mañana echando producto para que las viñas no se le enfermen de hongos (mildiu y oídio principalmente, según dicen desde la estación de avisos). Y allá por las once aparece el matrimonio Gutiérrez ocioso.
-Buenos días, señor- dice ella toda maja- que?, cuidando las viñas?
-Si señora.
-Y que tal se ve la cosecha este año?-pregunta él.
-Hombre, uvas hay, ahora a ver si tiran p’alante y no nos viene una desgracia que las vendimie antes de tiempo.
En ese momento ella, que se ha inclinado sobre una cepa mirando los brotes y las hojitas, señala un conjunto de pelotitas todas apiñadas y pregunta:
-Ya estan así las uvas? Que grandes! Cómo estarán en Septiembre!
-No señora, eso son las flores, que aún no han salido. Las uvas las verá usted el mes que viene.
-Ahhhh!!!! Entonces la vid tiene flores?
-Si señora, tienen flores, pero son muy chicas y no se ven.
Y antes de que le hicieran más preguntas, Chindasvinto vuelve a arrancar el tractor viñero (Mira Manolo que cuco, parece un juguetín!) y continúa antes de que al matrimonio se le ocurra hacer otra pregunta. Con el trabajo que tiene, perder el tiempo de esa manera!
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